Por qué hacemos una campaña de crowdfounding
Algunos de los comentarios que más he escuchado desde que estrenamos Morrosko han sido del estilo de “no me lo esperaba tan profesional” o “es mejor de lo que me esperaba”. Intento quedarme con la conclusión rápida y positiva de que el resultado gusta y supera las expectativas. Pero, por lo general, mi mente tiquismiquis saca conclusiones más tóxicas, que tienen que ver con la subestimación.
No obstante, este último razonamiento me guía hasta reflexiones más productivas: ¿por qué la gente se espera un resultado peor del que finalmente encuentra? La respuesta creo que es sencilla: no conoce todo el trabajo que hay detrás. Ven que publicas un vídeo de 5-10 minutos y la mayoría piensa que ése es más o menos el tiempo que te ha costado hacerlo. Lo cual traería a colación otro comentario también muy escuchado: “¿Tanto tiempo para sacar un vídeo tan corto?”.
En realidad, por cada minuto de vídeo final hay muchas (muchísimas) horas de trabajo que a menudo ni siquiera es fácil cuantificar. Son horas que, desde luego, no se ven directamente en la pantalla, pero están presentes.
En una #webserie, como en cualquier producción #audiovisual, por cada minuto de #vídeo final hay muchas (muchísimas) horas de trabajo Clic para tuitearAntes de que llegue la jornada de grabación, hay muchos días de planificación: identificación de necesidades, búsqueda de localizaciones, gestión de la cesión de los espacios, estimación de necesidades materiales y humanas (equipo técnico y artístico), contactos con las personas que ocuparán esos puestos, coordinación de todo el equipo, elaboración de presupuestos, planificación de la grabación (planos y horarios), ensayos, y muchas más tareas que obviaré para no eternizar la lista.
En el set la cosa puede variar en función del tipo y cantidad de planos, de la complejidad del texto, de lo fácil que lo ponga la localización, etc. Pero, dejando aparte el tiempo que se invierte en preparar la escenografía, maquillaje, etc., para grabar lo que serán cinco minutos en pantalla nos podemos pasar fácilmente 4 horas con la cámara en la mano.
Y luego todavía queda la postproducción. Para que os hagáis una idea, montar los dos primeros episodios (unos 26 minutos), nos llevó 2-3 semanas sin descansar fines de semana y con jornadas que no pasarían el filtro de los derechos laborales ni haciendo la más gorda de las vistas (y aun así, tuvimos que trabajar con más prisa de la deseable para que el resultado hubiese sido el deseado).
En todo ese trabajo está la diferencia entre lo que esperabas y lo que te encuentras. Porque lo que esperabas quizá estaba basado en los vídeos virales que te suelen llegar por WhatsApp o el vídeo gracioso que hizo tu primo con dos amigos. Pero nosotros hemos querido ofrecer algo más. Dentro de nuestras modestas posibilidades, ofrecer algo de buena calidad. Pero eso conlleva un sacrificio de tiempo y esfuerzo. Sangre, sudor y lágimas. Y eso sin contar toda la actividad paralela: promoción, organización de eventos de presentación, relación con la prensa, etc.
Pero ese sacrificio es el que asumes cuando tienes que sacar esto adelante después de meter cada día ocho horas en el trabajo que te da de comer. Lo ideal sería poder hacerlo con más calma y más gente. Pero el tiempo es oro (léase “dinero”), y más gente es, también, más dinero. Y eso que ni siquiera estoy poniendo sobre la mesa todas esas horas de planificación (preproducción) y de postproducción.
Nuestra experiencia con anunciantes y patrocinadores
Os he contado gran parte de ese trabajo invisible que muchos ojos no ven en pantalla. Pero falta la tercera pata, bastante más visible: el material. Aunque hemos intentado tirar de ingenio para aprovechar cachibaches y ropajes que teníamos por casa, y le hemos echado toda la cara que podíamos para aprovechar al máximo localizaciones que ya estaban “ambientadas”, hay muchos gastos asociados a la producción: atrezzo, catering para el equipo, equipo de trabajo, material promocional, etc.
Previendo todos estos gastos, Morrosko no podía echar a andar sin un mínimo de aportación externa. Probablemente la tarea más difícil y que más desgaste generó en esa fase fue ponerme en contacto con un montón de empresas para intentar conseguir su apoyo como anunciantes o patrocinadores. No sé si os ha tocado alguna vez hacer algo parecido, pero desgasta y desanima bastante llamar a mil puertas y volverte a casa casi siempre con las manos vacías. Algunas, con suerte, te dan una contestación. Además, en algunos casos, la respuesta era: “El proyecto me parece muy interesante, pero necesito ver algo. Si el año que viene Morrosko ha triunfado, hablamos”.
Entiendo que es difícil que una empresa o una marca ponga ‘pasta’ cuando no puedes asegurar un impacto (audiencia) mínimo. Pero, como bien apostilló Joseba Fiestras en esta entrevista, es la pescadilla que se muerde la cola: para darme tu apoyo necesitas ver algo, pero yo para poder hacer algo que mostrar necesito tu apoyo.
Al final, como también comenté en esta entrevista en Al son de la música, nosotros ofrecemos la contrapartida de que una determinada marca o producto aparezca en la serie, pero en realidad lo que estamos haciendo no es otra cosa que pedir ayuda, ayuda para sacar adelante un proyecto cultural y artístico, impulsado con muchísimo esfuerzo y muy pocos recursos por un grupo de jóvenes.
Por suerte, hubo una empresa, Green Cafés & Restaurants, que confió en el proyecto sin necesidad de ver nada, y gracias a esa entrada pudimos empezar a grabar. Después, se unió también Xabigune. Bueno, echamos a andar gracias a ellos… y a todos/as los/las amigos/as y amigos de amigos que nos han echado una mano como actores/actrices y figurantes, o que nos han abierto su espacio para grabar en él. Sin vuestra colaboración, Morrosko no existiría. ¡Gracias!
No es grato depender de la publicidad
Pero, si bien esos apoyos nos han permitido echar a andar, son insuficientes para hacer frente a todos los gastos de la primera temporada. Además, como ya he dicho en más de una ocasión, no es ni fácil ni cómodo andar llamando a todas las puertas, ni depender de anunciantes. En primer lugar, porque hay que emplear en ello una cantidad de tiempo y esfuerzo que se podría dedicar al terreno artístico. Y en segundo lugar, porque, aunque no pongan muchas condiciones, en cierto modo se pierde la independencia que, precisamente, se le supone a una webserie.
Por eso, pusimos en marcha una campaña de crowdfounding en Verkami que, a falta de poco más de una semana de finalizar y salvo sorpresa, todo indica que será un fracaso.
En una campaña de crowdfounding, al fin y al cabo, lo que estás haciendo es vender algo por adelantado. Hay que tener en cuenta que estamos ofreciendo Morrosko de manera totalmente gratuita a través de YouTube, por lo que no recibimos ningún ingreso directo por las visualizaciones. Si antes era muy difícil rentabilizar un vídeo sólo con los ingresos generados por las visualizaciones, con la última modificación de las políticas de YouTube, ahora es prácticamente imposible. Por lo menos, para un proyecto nuevo como éste.
El crowdfounding, mucho más que una cuestión de dinero
Además, el fracaso de la campaña de crowdfounding tiene otra lectura, para mí, más importante que la meramente monetaria, y es que se puede valorar como una muestra de apoyo al proyecto. Por eso, agradezco de todo corazón a todas las personas que habéis hecho el esfuerzo de rascaros el bolsillo para darnos un empujoncito. Lamentablemente, no habéis sido muchos/as.
Nos hemos partido el pecho por hacer las recompensas lo más atractivas que hemos podido, y hemos conseguido incluir en las aportaciones más generosas el incentivo extra de un sorteo de una cena o comida para dos personas en el Restaurante Ikea de Vitoria-Gasteiz, y el sorteo de una noche para dos personas en la Casa Rural Ibernalo. Pero se pueden hacer aportaciones desde 10 euros.
Si no eres capaz de conseguir que la gente ponga 10 euros, no ya sólo por apoyar desinteresadamente un proyecto cultural que está luchando por salir adelante con muy pocos medios, sino, pensando quizá de manera más “consumista”, si no ponen ni 10 euros para tener (y que tenga todo el mundo) un capítulo gratis cada dos semanas… te hace plantearte si merece la pena el esfuerzo. Un esfuerzo que no está siendo valorado.
También ayudan las aportaciones en grupo
Por eso, aunque terminaremos la primera temporada asumiendo más gastos de los que nuestros bolsillos pueden soportar (realmente, insisto, no es ése el mayor obstáculo), no está tan claro que vaya a haber una segunda temporada. Y eso que con las ideas que están a medio desarrollar, daría para tres o cuatro temporadas más. Y bastante mejor desarrolladas, pues esta vez no partiríamos desde cero.
En esta ocasión, la recompensa está siendo ver el resultado, ver el trabajo finalizado y un sueño cumplido. Y por eso, no nos ha importado tanto hacerlo en unas condiciones de precariedad que no son las mejores ni para el equipo ni para el resultado final. Pero si queremos que Morrosko siga adelante con dignidad, hay cosas que tienen que mejorar, y sólo pueden hacerlo con vuestra ayuda.
A estas alturas es casi como lanzar un mensaje en una botella, pero si os ha gustado lo que habéis visto de Morrosko, queréis que siga adelante y nos queréis ayudar a hacerlo mejor, todavía podéis realizar una aportación. Ni siquiera la tenéis que hacer individualmente. Podéis poner bote con vuestra cuadrilla, con un par amigos/as, etc. De hecho, hay aportaciones que tienen recompensas en bloque, para dos o hasta para cinco personas.
O… ¿no queréis probar con vuestra pareja a ver si os toca una cena o una noche de casa rural? A mí me suena bastante bien: ganar una cena o una estancia de una noche mientras apoyas un proyecto cultural emergente.
Lo dicho, si nos queréis echar una mano, si queréis contribuir a que Morrosko siga adelante y dentro de un tiempo decir: «Morrosko está ahí gracias a mí», todavía estáis a tiempo y podéis hacerlo en este enlace o pinchando en el widget que tenéis a la derecha de este párrafo.
Muchísimas gracias de antemano, y muchísimas gracias a los/las que ya habéis puesto vuestro granito de arena. ¡Nos vemos en el tercer episodio!